Cultivo de uva de mesa tradicional en el Vinalopó. (Foto extraída de Asaja.com) |
Las
actividades agrícolas han podido ser en determinadas ocasiones elementos impulsores
de procesos de desarrollo. Por un lado, la pobreza se ha intentado erradicar en
ocasiones gracias a programas agrícolas encaminados a mejorar aspectos
técnicos, comerciales o laborales (véanse al respecto la cantidad de proyectos
del Banco Mundial). En otros casos, la agricultura -y más en general, lo que envuelve al medio
rural- ha sido el vehículo a través del
que se han intentado emprender cambios de paradigmas sociales y productivos de
gran calado como son los aspectos medioambientalistas o conservacionistas.
Quizás el “(re)encuentro con el campo” que proponen los neorurales puede ser una
estrategia adecuada para alcanzar desarrollos equilibrados y un bienestar
social más justo. Sin embargo, el “regreso al campo” desde una opción no
deseada, o cuando se lleva a cabo a través de un proceso en el que la
globalización arrasa y destruye patrones previos de organización y
funcionamiento (social y productivo), los efectos de la ruralización presenta
más incógnitas que soluciones.
El
caso que se presenta en este escrito tiene una particularidad y es que trata de
analizar las consecuencias y las posibilidades que tiene el redescubrir el
campo tras una crisis industrial. ¿Cómo encontrar un trabajo “digno” en el
campo en un momento en el que no hay excesivas alternativas laborales? La
particularidad del análisis en el caso que se presenta se centra en el hecho de
que la actividad agrícola que se analiza
-la producción de uva de mesa del Valle del Vinalopó (Alicante –
España)- ha sido considerada durante
largo tiempo como una actividad complementaria, subsidiaria y parcial. Esta
actividad debe pasar en estos momentos a tener que ser la principal y básica
para la obtención de rentas familiares. La pregunta a responder entonces es si
ello es o no posible, y qué consecuencias llega a tener. La familia ha sido
durante mucho tiempo el gran regulador de la organización social agraria, sin
embargo esta función queda mermada y seriamente cuestionada en tanto que la
globalización exige que los sistemas de producción y comercialización en el
caso de la uva de mesa adopten normas y formas lejos de lo que fueron las
pautas de comportamiento familiar; en este sentido sobresale el hecho de que el
valor que tenía la tierra como elemento con una elevada carga sentimental -valor de uso- pasa a tener consideraciones
exclusivamente mercantiles -valor de
cambio-, con la consiguiente pérdida de beneficio social que ello representa.
Para
llevar a cabo este examen se utiliza un método de investigación directa en
tanto que a través de entrevistas en profundidad a los sujetos y a las
instituciones que tienen cierta relevancia, se vienen a sintetizar sus
opiniones. El número de entrevistas realizadas ha sido de un total de 20
entrevistas semi-estructuradas a agentes representativos de las diferentes
instituciones que componen el sector; junto a ello se han realizado 50
entrevistas a jornaleros, mujeres y trabajadores del campo dedicados total o
parcialmente al trabajo de la uva de mesa. Con la síntesis de estas
opiniones, más con la ayuda de datos
estadísticos relativos al fenómeno (extensión de tierras en producción,
distribución de propiedades, exportaciones, etc.), se cerraría el trabajo.
Enlace de acceso a todo el documento de trabajo:
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