Acaba de publicarse el suplemento
de La Jornada del Campo del mes de julio de 2015, dedicado a la situación de
los jornaleros agrícolas en diversos territorios y cultivos. La Dra. Sara Lara,
del Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM, ha coeditado este número en el
que participan, junto con investigadores de diversos países, algunos miembros
del equipo Enclaves.
Sara Lara
plantea la pregunta de si es posible producir alimentos en condiciones justas y
con trabajo decente, en un sistema de agroalimentario global, donde la
flexibilidad de la producción y del trabajo se ha convertido en elemento
fundamental de competitividad.
Adriana
Saldaña reflexiona sobre los cambios en los patrones de migratorios de los
jornaleros agrícolas en la región oriente de Morelos, que a apuntan a una mayor complejidad en las
dinámicas de asentamiento y movilidad.
Las viejas y
nuevas formas de intermediación laboral es el tema que aborda Kim Sánchez en su
artículo, un aspecto central en el funcionamiento de los enclaves agrícolas que
continuamente se reinventa para dar respuesta a las necesidades de mano de obra
disponible y barata.
Desde una
perspectiva atenta a las desigualdades de género, Alicia Reigada reflexiona
sobre cómo las cadenas globales de mercancías, sean estas frutas o cuidados, se
sostienen sobre la desigualdad social y sobre una organización de la
reproducción que ha convertido a muchas migrantes en sostenedoras de unas
familias que, para sobrevivir, han debido hacerse transnacionales.
La producción
de fuerza de trabajo vulnerable para la agroindustria murciana es el tema que
plantean en su artículo Elena Gadea, Carlos de Castro y Andrés Pedreño. La
migración internacional ha jugado un papel fundamental en este proceso,
suministrando a los campos y almacenes unos jornaleros a los que la normativa
de extranjería y las estrategias empresariales convierten en mano de obra
disponible y disciplinada.
Por último Elena
Gadea también participa, junto con Martha Judith Sánchez, Inmaculada Serra y
Francisco Torres, en un artículo sobre los cambios en la organización del
trabajo en dos zonas vitivinícolas de España (Ribera del Duero y Utiel-Requena)
como consecuencia de la creciente globalización de los mercados del vino.