jueves, 20 de septiembre de 2012

MONOGRÁFICO SOBRE “MIGRACIONES, TRABAJO Y CADENAS GLOBALES AGRÍCOLAS" en la revista Política y Sociedad ( 2012, vol. 49) coordinado por los investigadores Natalia Moraes, Elena Gadea, Andrés Pedreño y Carlos de Castro en el marco del Proyecto de Investigación ENCLAVES



El planteamiento del Monográfico “Migraciones, Trabajo y Cadenas Globales Agrícolas” publicado en el último número de la revista Política y Sociedad (se puede descargar íntegramente en Política y Sociedad Vol 49 realizado en el marco del Proyecto de Investigación ENCLAVES, se fundamenta en toda una corriente de investigación social sobre los enclaves agrícolas globales y su aportación al conocimiento de las relaciones entre migraciones transnacionales, reestructuración global y territorio.

En los estudios urbanos existe una importante tradición que ha venido vinculando los procesos de reestructuración global con los cambios urbanos y las migraciones transnacionales. Las investigaciones sobre las denominadas ciudades globales (global cities) y ciudades-puerta (gateway cities) son la muestra más clara de los avances de la investigación en ese campo. Estos estudios sobre las ciudades globales han relacionado el asentamiento de migrantes y las conexiones migratorias con la reestructuración de los mercados de trabajo urbanos inducida por la progresiva globalización de estas economías urbanas progresivamente desvinculadas de la lógica estatal-nacional (véase los trabajos de Saskia Sassen, entre otros). Esta desvinculación del territorio estatal-nacional y su conexión con el espacio de los flujos globales llevó a los investigadores de las ciudades globales a mostrar la discontinuidad de los espacios dentro del estado nacional, rompiendo de esta forma con las visiones homogeneizantes del espacio contenido en las fronteras estatal-nacionales. Estas metrópolis ocupaban un lugar central no tanto en el territorio del estado nacional sino más bien en las jerarquías de poder y en los circuitos del capital global. Desde el campo de la investigación social sobre las migraciones transnacionales, estos estudios sobre las ciudades globales han sido bienvenidos e incorporados en la medida que permitían pensar la relación entre cambios urbanos, migraciones transnacionales y globalización.

La privilegiada atención que han puesto los investigadores sobre migraciones en las investigaciones de las ciudades globales, les ha llevado a menudo a desatender la tradición de la sociología rural que viene prestando en las últimas décadas un incisivo esfuerzo de investigación sobre los procesos de reestructuración global de las localidades rurales y su vinculación con el asentamiento y conexión de flujos migratorios en estos espacios rurales globalizados. Estos estudios lo que están aportando es precisamente un conocimiento que posibilita una mayor consideración de la diversidad de los contextos territoriales que están siendo reestructurados por las fuerzas globales y conectándose de esa forma con las migraciones transnacionales. Un buen ejemplo de esto son los estudios sobre los nuevos espacios productivos agroalimentarios, los cuales aparecen como una discontinuidad dentro del territorio estatal-nacional en el que se emplazan dada su conexión a las denominadas cadenas globales agrícolas, requiriendo para ello de una movilización transnacional de fuerza de trabajo abundante. Los artículos que se presentan en este monográfico abordan algunos de los diversos y heterogéneos rasgos de esta compleja relación entre los nuevos espacios productivos y las migraciones internacionales. 


La cuestión de la sostenibilidad social es una preocupación central en las aportaciones de la sociología de los campos de la globalización agroalimentaria, al preguntarse por el diseño de las formas de organización social que se derivan de determinadas opciones de desarrollo, de organización del trabajo o de implementación de políticas institucionales. John Steinbeck (1936/2007)[1], en su reportaje periodístico sobre los trabajadores inmigrantes procedentes del Medio Oeste americano que concurrían en las cosechas californianas durante la Gran Depresión de los años 30, y que daría lugar a la gran obra literaria de Las Uvas de la Ira, recoge las impresiones y experiencias vitales de la consolidación de un tipo de agricultura intensiva en el californiano Valle Imperial basado en la gran explotación capitalista, la relación salarial y la movilización de ingentes cantidades de trabajadores migrantes. En estas características reconocemos una norma de trabajo que prolifera en la actual era de globalización agroalimentaria por los diferentes contextos locales. 

Resulta interesante detenerse en la preocupación política que expresa Steinbeck sobre el modo de agricultura intensiva y su norma de trabajo pues, leída desde hoy, sigue conservando una enorme validez  para pensar la problemática de la sostenibilidad social en las nuevas agriculturas globales:

“Cuesta creer las palabras de un gran empresario agrícola convencido de que, para que la agricultura de California resulte rentable, debemos crear y mantener a un contingente de peones. Si está en lo cierto, California deberá renunciar al simulacro de gobierno democrático que todavía sobrevive en este estado” (2007: 8).

“Los agricultores de California, que han sabido utilizar muy bien a los trabajadores emigrantes, están creando lentamente una estructura humana que, sin duda, transformará este estado y que, si se maneja con la crueldad y la estupidez que han caracterizado el pasado, podría acabar con nuestro actual modelo económico agrícola” (2007:11).

Estas preocupaciones políticas de Steinbeck, relativas a los efectos del modelo de desarrollo agrario y sus modalidades de uso del trabajo sobre la democracia y la cohesión societal, conforman hoy una enjundiosa agenda de investigación sociológica en los variados contextos locales donde ha proliferado este tipo de agricultura intensiva e industrial. Este monográfico da cuenta, precisamente, de esta cuestión explorando la regulación social del trabajo, es decir, los procesos sociopolíticos que gestionan las contradicciones y tensiones inherentes a la organización del trabajo bajo condiciones capitalistas y que tienen como finalidad asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo y las relaciones sociales de producción.

El artículo de Natalia Moraes, Elena Gadea, Andrés Pedreño y Carlos De Castro (Departamento de Sociología, Universidad de Murcia) señala y explora las convergencias productivas, reproductivas y societales que cabe encontrar en los diferentes enclaves de la globalización agroalimentaria, preguntándose por la emergencia de nuevas formas y nuevos mecanismos de regulación transnacional de las condiciones laborales.

El artículo de Gioconda Herrera (Área Sociología, FLACSO-ECUADOR) parte de una aproximación de género a las actuales migraciones transnacionales planteando que  esta relación entre género y migración no es tan nueva y que debemos revisitar los viejos debates sobre género y transformaciones de la estructura agraria que se produjeron en América Latina y, principalmente, en la región andina en los años 1970 y 1980 para entender los cambios ocurridos con la migración internacional, sobre todo, en las experiencias de circuitos migratorios en donde se enlazan procesos de migración interna y externa.

El artículo de Juan Iglesias (Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones Univ. Comillas, Madrid) presenta una propuesta de análisis de las condiciones de precariedad de los trabajadores inmigrantes. Una propuesta que, recogiendo algunas de las principales aportaciones de la tradición teórica existente y algunas de las principales especificidades que la condición inmigrante tiene, plantea nuevas formas de abordar teóricamente la nueva precariedad étnica. De esta forma, para analizar la nueva precariedad inmigrante se presenta un modelo interpretativo que trata de vincular las condiciones de vida y trabajo precarizadas de los inmigrantes con los procesos estructurales económicos y sociales, que están en la génesis de esas condiciones de precariedad de los trabajadores inmigrantes y, en última instancia, de la consolidación de un bloque social proletarizado y étnicamente estratificado en el interior de la estructura social de los países desarrollados.

El artículo de Kim Sánchez (Área de Antropología, UAEM, México) aborda la cuestión de los intermediarios laborales agrícolas desde una perspectiva novedosa, planteando que su análisis en el medio rural exige explorar no sólo sus funciones económicas en la movilización y control de la fuerza de trabajo, sino también sus funciones sociales y culturales en su interacción con empleadores y jornaleros agrícolas. Estas reflexiones surgen del análisis de una clase particular de intermediarios laborales, los capitanes, quienes se encargan de reclutar jornaleros temporales y organizar cuadrillas para la cosecha de hortalizas en el valle de Cuautla, en el estado de Morelos en México. A partir de este estudio de caso se propone considerar a otros intermediarios laborales bajo un enfoque multidimensional, pues abre nuevas perspectivas para el análisis de las complejas articulaciones entre comunidades abastecedoras de mano de obra y el sector de la agricultura comercial capitalista, máxime cuando estos ámbitos laborales son nichos migratorios y espacios privilegiados de relaciones interétnicas.

El artículo de Sara María Lara (Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM) analiza cuatro casos dentro del contexto mexicano que dan cuenta del desarrollo de una agricultura sumamente moderna que está en manos de grandes empresas conectadas al capital global. Esta conexión de la agricultura local y el capital global está generando fuertes procesos de movilidad y circuitos de distinta naturaleza y con elevada densidad relacional en los cuales intervienen grupos diferentes (locales y migrantes, indígenas y mestizos, migrantes de retorno, circulares o población asentada).

Alicia Reigada (Grupo de Investigación GEISA, Universidad de Sevilla) plantea en su artículo un análisis de los procesos de reorganización del mercado de trabajo en el cultivo intensivo de la fresa en Huelva, un caso especialmente ilustrativo para conocer el modo en que se plasman, en un contexto local concreto, la intensificación de la agricultura y la acentuación de las formas flexibles de producción, la implantación de nuevas políticas de contratación y gestión de la inmigración a través del sistema de contratación en origen de cupos de mujeres procedentes de Europa del Este y Marruecos y la creciente feminización y fragmentación de los mercados de trabajo.

El artículo de Juana Moreno (IESA-CSIC) también tiene como marco la agricultura intensiva onubense y el sistema de contratación en origen centrándose en indaga en las migraciones temporales de mujeres marroquíes. Igualmente adopta una perspectiva de género, que permite observar cómo las relaciones asentadas sobre un diferencial de poder entre los sexos atraviesan los procesos económicos, sociales y culturales que conforman las migraciones, junto con otros sistemas de estratificación como la clase o la nacionalidad.

Mónica  Bendini, Norma Steimbreger y Martha Radonich (GESA, Universidad Nacional del Comahue, Argentina) analizan las migraciones estacionales en una cadena frutícola de una región de producción intensiva bajo riego en el Sur de Argentina orientada al mercado mundial, con elevados requerimientos de migrantes estacionales y con opacidad en los registros y en las imágenes sociales. Se presenta una propuesta teórico-metodológica crítica que mediante la ruptura de lo obvio procede a construir datos y hallazgos para desnaturalizar representaciones y desmenuzar las situaciones a través de la combinación de procedimientos metodológicos.

Roberto Benencia (CONICET y Universidad de Buenos Aires) presenta en su artículo un minucioso proceso histórico de implantación de trabajadores bolivianos en la agricultura argentina, y concretamente en la horticultura en fresco. Mostrando la importancia de la constitución de enclaves étnicos en distintos territorios hortícolas de la Argentina, los resultados de su investigación muestran que  la corriente migratoria proveniente de Bolivia cuasi hegemoniza no sólo la oferta de mano de obra en dicha producción en casi todos los cinturones verdes del país, sino que, además, en algunos nichos clave domina los eslabones más importantes de esta cadena agroalimentaria.



[1] Steinbeck, J. (2007): Los vagabundos de la cosecha, Libros del Asteroide, Barcelona.

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