Finca de producción de uva de mesa en Cieza
(Región de Murcia): una fábrica racional de producción vegetal.
1.
Sobre
la solución exportadora y la “devaluación interna”:
En
plena crisis de endedudamiento de los países del Sur de Europa, y con el
desempleo de masas abriendo una inmensa fractura social, son muchos los
analistas que consideran como salida a esta dramática situación la apuesta por
un modelo exportador de desarrollo económico. La endeble competitividad de las
economías periféricas europeas como la española, tal y como se argumentará
desde la ortodoxia económica, se debe a los elevados costes laborales y la baja
productividad del trabajo, por lo que, según este razonamiento, se requieren
políticas de contención salarial y de austeridad del gasto público que
desincentiven la demanda doméstica y por ende estimulen las exportaciones que
dinamizarán de nuevo el tejido productivo y por tanto el empleo. Dado que el
precio de los productos no se puede bajar por la vía de la devaluación
monetaria (al carecer de control sobre la moneda dada la estructura del euro y
del Banco Central europeo), la “devaluación doméstica” (es decir, la contención
del gasto público y la bajada de salarios) es presentada como un nuevo consenso
en los círculos económicos y políticos para salir de la crisis[i].
La
investigación que realizamos sobre el sector agroexportador levantado en las
regiones mediterráneas españolas nos permite plantear la reflexión sobre la
validez social del modelo exportador y de la “devaluación doméstica” como
soluciones a la situación de recesión que vive en estos momentos el Sur de
Europa, y concretamente España. Por ejemplo, si observamos el complejo
agroalimentario que ha conocido en la Región de Murcia un enorme desarrollo a
lo largo de todo el siglo XX, comprobamos el proceso de extraversión
experimentado a partir de la década de los 80 en los dos subsectores con mayor
presencia en la Región de Murcia. Por un lado, la industria de conserva vegetal
(de frutas y hortalizas), que tras el proceso de crisis experimentado a fines
de los años 70, con cierre de numerosas empresas, solamente consiguieron
superar tal recesión aquellas que impulsaron estrategias de
internacionalización, bien estableciendo alianzas con el capital transnacional,
bien siendo absorbidas por el mismo. Por otro lado, en la pujante agricultura
de producción de hortalizas y frutas en fresco fue adquiriendo protagonismo la
fase de confección del producto agrícola para su conversión en producto
alimentario (realizada en los denominados “almacenes de manipulado”);
transformación productiva que está estrechamente vinculada a la tendencia
exportadora cada vez más presente en este subsector alimentario como estrategia
de inculcación de mayor valor al producto agrícola, especialmente a partir de
la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (1986) y la constitución
del Mercado Único Europeo (1993).
No
es nuestro objetivo realizar una
evaluación de las políticas de devaluación interna como
estrategia de salida de la crisis, como tampoco vamos
a entrar en una discusión
acerca de la naturaleza política y económica de la crisis actual. Lo que
queremos rescatar de ese debate sobre las políticas de devaluación interna es que propagan una
estrategia de competitividad
basada en las exportaciones, en la reducción de salarios y
de costes laborales y, sobre todo, en un severo
disciplinamiento de la población
contribuyendo a construir una mano de obra vulnerable y segmentada
sexual y étnicamente. Todas estas características,
vamos a sostener, están en la base del desarrollo del sector agroexportador de
la Región de Murcia desde hace décadas.
En
última instancia, la sostenibilidad en el tiempo del tipo de sociedad y de
economía implícito en el sector agroexportador es muy cuestionable. Pensamos
que abordar estas cuestiones puede ser interesante para pensar críticamente
sobre qué quiere decirse cuando se presenta al modelo exportador de la economía
como salida a la crisis.
2.
Sobre
el desempleo de masas:
El
nuevo consenso de la “devaluación doméstica” suele pensar la solución del
desempleo liderada por el sector privado de la economía. Por ello, la función
del sector público debe reducirse a propiciar las condiciones que estimulen el
crecimiento del sector privado (bajar los impuestos, reducir los intereses
bancarios) y por tanto la creación de empleo. Sin embargo, desde Marx a
Kalecki, pasando por Keynes, sabemos que el desempleo o el pleno empleo es una
cuestión eminentemente política. El que “en unos países haya más desempleo que
en otros” (G. Therborn) depende del modelo de relaciones sociales, del modelo
de desarrollo y, en definitiva, del tipo de políticas que han constituido un
determinado territorio.
De
nuevo el estudio del sector agroexportador arroja luz sobre esta controversia.
Nuestro argumento es el siguiente: el tipo de relaciones sociales movilizado en
la economía agroexportador para abaratar los costes laborales se ha sostenido
sobre las desigualdades de género, etnia y ciudadanía, las cuales han
posibilitado la creación y recreación constante en el tiempo (pero con perfiles
diferenciados de composición social de la fuerza de trabajo) de un ejército de mano de obra en la reserva
como requisito indispensable para disciplinar la relación salarial y para
adaptar la organización social del trabajo a las discontinuidades temporales de
un tipo de producción (como la alimentaria) que por mucho que haya avanzado en
su industrialización sigue teniendo una composición biológica determinante y
por tanto, una dependencia de los ritmos y temporalidades de la naturaleza. En
las páginas que dedica Marx en El Capital a las cuadrillas agrícolas
proletarizadas en la campiña británica podemos leer: “… el campo, pese a su
constante “sobrepoblación relativa”, está a la vez subpoblado. Esto no sólo
puede verse con carácter local en puntos donde la afluencia humana hacia las
ciudades, minas, ferrocarriles en construcción, etc., se produce con demasiada
rapidez, sino en todas partes, tanto durante la cosecha como en primavera o
verano, en los muchos momentos en que la agricultura inglesa –muy esmerada e
intensiva- requiere brazos extraordinarios. Siempre hay demasiados obreros
agrícolas para las necesidades medias de la agricultura y demasiado pocos para
las necesidades excepcionales o temporarias de la misma. De ahí que en los
documentos oficiales se registren las quejas más contradictorias, procedentes
de la misma localidad, respecto a la falta de trabajo y al exceso de trabajo;
todo al mismo tiempo”[ii]. En
esta cita de Marx se está incidiendo en una dinámica de funcionamiento
estructural del sector agroalimentario que fundamenta su producción sobre el
trabajo asalariado. Esa alternancia entre los momentos de escasez de mano de
obra y de exceso de mano de obra determina una particular gestión del trabajo
en las relaciones de producción que requiere de un ejército de reserva de mano
de obra.
Este
ejército de mano de obra disponible es una construcción política derivada de
una determinada opción específica de desarrollo del capitalismo de la periferia
europea (promovida históricamente por sus élites económicas y políticas). Esto
explica que la eventualidad en las relaciones de trabajo haya sido un hecho
constitutivo de los ciclos expansivos de las economías del Sur de Europa (en la
Región de Murcia, por empleo, la tasa de eventualidad no descendió por debajo
del 40% de la población ocupada en el periodo expansivo entre 1995 y 2005) y
que en los ciclos recesivos (como el actual) en estas regiones de secular
arraigo de las relaciones eventuales de empleo, el desempleo crezca muy
rápidamente hasta alcanzar cifras dramáticas[iii].
En
este contexto, efectivamente, plantean los antropólogos Gavin Smith y Susana
Narotzky en un estudio sobre la economía política regional de una comarca del
sureste español[iv],
“la invención de situaciones de crisis y la estimulación de la inseguridad general
se convirtieron en medios elementales de regulación social” (p. 23), y así
mismo, las densas y extensas redes paternalistas e interpersonales hicieron de
la reciprocidad un factor de regulación: “A lo largo del tiempo, los derechos
laborales, que se extendían hacia fuera desde la familia inmediata a la familia
ampliada, los vecinos, los miembros de la comunidad, etc., se convirtieron en
un componente institucionalizado de la vida diaria. Además, estos complejos
conjuntos de vínculos también sirvieron para compensar la inestabilidad
regional producida en parte por el clima impredecible y en parte por los ciclos
comerciales, pero sobre todo por el carácter cambiante de las propias empresas”
(p. 22).
Sin ramblas, sin montes y sin vegetación:
fabricando el territorio para los cultivos de fruta y uva de mesa en el campo
de Cieza (Región de Murcia).
3.
Sobre
la construcción de alternativas:
La
especialización de territorios en la producción agroexportadora intensiva
conlleva intensísimos procesos de racionalización según una lógica de cálculo
económico precisa y regular implícita en la implementación de un determinado
sistema sociotécnico. En la Región de Murcia, por ejemplo, la reconversión
varietal que está teniendo lugar en la última década hacia las exitosas
variedades de la uva de mesa sin piñones es al mismo tiempo una reconversión
social sobre la base de un progresivo proceso de concentración/centralización
de capital. Este proceso no siendo realmente novedoso, sin embargo, se ha
acelerado notablemente en las zonas del frutal de hueso y de la uva de mesa con
la entrada de nuevas variedades. De tal forma que la gran empresa se erige como
actor productivo prácticamente en exclusiva del territorio, lo que conlleva un
empobrecimiento en términos de pérdida de la diversidad socioproductiva. Esto
supone una limitación de las opciones de desarrollo. Por ejemplo, la estrategia
que se está poniendo en marcha en Andalucía de apuesta por la pequeña
producción agrícola orientada hacia el mercado local y el alimento de calidad[v],
seguramente es inviable en aquellos territorios como los estudiados en ENCLAVES
debido a la pérdida de sociodiversidad productiva derivada de la instauración
de una determinada norma racional de
competividad.
[i] Para una presentación de este
“nuevo consenso”, véase los artículos periodísticos del Catedrático de Economía
de la Universidad de Barcelona en el diario especializado Cinco Días (http://www.cincodias.com/columna/Josep-Oliver-Alonso/62/).
Para una argumentación crítica del “nuevo consenso”, véase los textos del
también Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, el profesor Vicenç
Navarro (http://www.vnavarro.org/).
[ii] En K. Marx, El Capital, Siglo XXI Editores de
España, Madrid, 1980/e.o. 1867, pp. 867-868.
[iii] Según Eurostat, las regiones
españolas de Canarias, Andalucía, Ceuta, Melilla, Murcia, Comunidad Valenciana,
Extremadura y Castilla La Mancha, y los departamentos franceses de ultramar de
Reunión, Guadalupe, Guayana y Martinica registraron en 2010 los mayores niveles
de desempleo de toda la UE. En concreto, el departamento francés de ultramar de
Reunión registró la mayor tasa de paro, con un 28,9%, seguido de las regiones
españolas de Canarias (28,7%), Andalucía (28%) y Ceuta (24,1%), mientras que
Melilla (23,7%), Murcia (23,4%), Comunidad Valenciana (23,3%) y Extremadura
(23%) ocuparon de la sexta a la novena posición, y Castilla La Mancha (21%)
compartió el décimo lugar con las francesas Guayana y Martinica.
[iv] Narotzky y Smith (2010): Luchas inmediatas. Gente, poder y espacio en
la España rural, Publicaciones Universitat de Valencia.
[v] Según podemos
leer en las Crónicas andaluzas publicadas en Rebelión por Manuel Rodríguez
Guillen: “el Consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez, ha puesto en
marcha un Canal Público de Comercialización de los Productos Agrarios
Andaluces. Esta iniciativa, que apuesta de manera clara y nítida por la
economía productiva en Andalucía, evitará la concentración progresiva de las
tierras ya que los pequeños campesinos obtendrán precios justos por sus
productos. “Luchamos contra el dumping comercial de las grandes multinacionales
de la alimentación que colocan productos extranjeros a precio de risa en
nuestra tierra con el objetivo de acabar con nuestra agricultura y tener luego
vía libre para monopolizar el sector” declaró el Consejero que apostó por una
campaña en Canal Sur de concienciación para que la gente comprenda que la soberanía
alimentaria es hoy por hoy una medida capaz de sacar a Andalucía del
desierto industrial a la que está sometida.
“Apostamos con esta medida y con otras similares por el desarrollo de Andalucía y desde luego no vamos a permanecer impasibles viendo el sufrimiento de la gente, si en Andalucía no hay empresarios que arriesguen en la industria agroalimentaria seremos nosotros desde la Junta de Andalucía los que impulsemos con empresas públicas y mixtas la agroindustria y la industria de la ganadería y la pesca que hoy por hoy puede crear miles de puestos de trabajo a muy corto plazo solamente para atender el comercio interior andaluz”. “No necesitamos exportar para impulsar la agroindustria ya que somos casi nueve millones de personas las que actualmente nos alimentamos de productos que en su mayor parte no se cultivan ni se transforman en Andalucía y es la base de un mercado que mueve más de nueve mil millones de euros al año” ha asegurado el consejero”(en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165423). |
Este blog es el medio de expresión del proyecto I+D+i CSO2011-28511 que investiga las consecuencias sociales que las nuevas formas de producción agrícola intensiva generan en las áreas rurales, analizando estos nuevos enclaves productivos y sus problemas de sostenibilidad social distintos de los que tradicionalmente han afectado a los espacios rurales. Observaremos estas tendencias en distintos enclaves a escala global: Murcia, Alicante, Almería y México
lunes, 25 de marzo de 2013
¿QUÉ PUEDE DECIR UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LA SOSTENIBILIDAD SOCIAL DE LOS ENCLAVES DE AGRICULTURA INTENSIVA DE LA ACTUAL CRISIS DE LAS REGIONES DEL SUR DE EUROPA?
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